viernes, 28 de octubre de 2016

Indignado: Anarquismo, ¿futuro ineludible?...por Álvaro Cordero

La Anarquía, del griego, “ausencia de poder político”, es una forma de vida natural, no un partido ni tendencia política. Su pensamiento más sublime y final solo tiende a alcanzar el mayor bien para el mayor número a través de la ayuda mutua; con principios, pero sin dogmas; con consejos, pero sin órdenes; con experiencias, pero sin instrucciones; con líderes, pero sin explotadores. De esto parte su antiautoritarismo, al cual solo se puede llegar en ausencia de poder político.
Si es antiautoritaria, la Anarquía solo puede ser voluntaria y libre. Su libertad positiva se engendra en la equidad, que significa no considerar diferencias individuales de ningún tipo, como fundamento de superioridad ciudadana o de clase; y el apoyo mutuo en lo colectivo se refiere a un solidarismo sin fronteras.
Por ser una forma de vida acepta todas las posiciones filosóficas y religiosas, siempre que no se amparen en restricciones a ninguna libertad; por eso los anarquistas pretendieron llamarse libertarios, (¡pero ojo, no confundir con insignias demagógicas y fascistas de partidos locales nuestros!) especialmente en España a principios del siglo pasado, cuando trataron de ocultar su nombre, que nunca le hizo bien al mercadeo de su ideal; y encontró su más férrea oposición en el Estado y en los gobiernos que quisieron aniquilarla, difundiendo un peyorativo y burdo sinónimo de la palabra “anarquía” que significa caos y desorden.
Sin embargo la Anarquía ha sobrevivido formidables tormentas y entre más avanza el conocimiento y pensamiento antropológicos, más se consolida en los que sueñan con su libertad positiva.
La pérdida del “orden” que argumentan los explotadores y gobiernos, si ellos tuvieran que desaparecer, cuando los pueblos dejen de soportarlos y adopten esta propuesta como ideal de vida; es un “orden” que debemos, por justicia, analizar y entender:
¿De qué orden se trata? ¿Es el orden y armonía que anhelamos cuando nuestra especie deje de estar dividida en sus dos vergonzosas clases, de explotadores y explotados; parásitos y víctimas; vividores y obreros? ¡Ciertamente que no! Al orden a que se refieren es al “orden” actual, no al futuro. Veamos entonces cual es ese orden actual que los anarquistas se empeñan en destruir:
Lo que hoy se entiende por “orden” según los partidarios del statu quo del Estado y gobiernos, es la monstruosidad de que al menos un 90 por ciento de la humanidad tenga que trabajar para procurar lujo, derroche, y satisfacción de todas sus pasiones a un puñado de holgazanes vividores. Es decir, esa cantidad de la humanidad queda reducida a bestias de carga.
El “orden” es una minoría adiestrada en las filosofías de mando gobiernistas que, por esa razón, se impone a las mayorías y reeduca a sus hijos para que ocupen más tarde sus mismas posiciones, con el objeto de mantener sus privilegios, por la astucia, la corrupción, el engaño y el crimen. El “orden” es la guerra continua que provocan, de nación contra nación, del humano contra el humano. Es la devastación de especies y ambientes para acumular la riqueza del mundo en manos de menos del 10 por ciento…
Por su parte, el “desorden” es la protesta del pueblo contra el indigno orden presente; para romper cadenas y marchar luchando hacia un mejor porvenir.
Tres “desórdenes” que marcaron la historia fueron la supresión de la servidumbre feudal, la abolición de la esclavitud, y el golpe a la tiranía monárquica de toda Europa dado por la Revolución Francesa. De allí parten todos los “desórdenes” modernos que causan las gentes que no se acostumbran a ser discriminadas, explotadas, a estar sin trabajo, a ver a sus hijos con hambre, a ver la naturaleza destruida y saqueada… ¡Que claman, en fin, por un poco de justicia!
Si en el criterio de los pensadores clásicos del anarquismo, el pleno desarrollo racional del hombre solo tendrá lugar cuando acabe toda esclavitud y violencia en el mundo y nos gobernemos a nosotros mismos en paz y sin mediadores estatales ni gobiernos; es decir, en Anarquía; es de prever también que si el desarrollo mental de los pueblos continúa por buen camino, el anarquismo total será un futuro ineludible para el planeta. Así, querido lector, si estás contra aquel “orden” indigno; y este “desorden” te parece justo, ¡eres ya un poco anarquista!
¡Es el orden la anarquía,
el orden más elevado
por ser orden sin Estado.
Ordena la sociedad
sin emplear autoridad
y sin poder usurpado!
Álvaro Cordero


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