domingo, 28 de septiembre de 2014

Perú: El peligro principal... Gustavo Espinoza M.





Diversos peligros se ciernen sobre nuestro pueblo en las actuales circunstancias. Uno de ellos, deriva de la fragilidad y la inconsecuencia del gobierno. Otro, de la abrumadora debilidad de las fuerzas llamadas a impulsar transformaciones revolucionarias en nuestra sociedad.
Pero el principal, está signado por la presunta victoria electoral de la Mafia en los comicios ediles que se celebrarán el próximo 5 de octubre.
Bien pude considerarse “presunta” la elección de Castañeda Lossio al Municipio de Lima porque en la materia, nada está realmente definido.
Lo que ocurre es que se registra en el país una aluvional presión de los grandes medios de comunicación que se empeñan en decir, hasta la saciedad, que la elección de “El mudo” -como se le conoce al líder de “Solidaridad Nacional”- es segura, y que nada hará cambiar el sesgo que señalan las encuestas formales que le otorgan alrededor del 48% de la estima ciudadana.
Hasta hoy, casi seis de diez electores -es decir, alrededor del 55% de los votantes- mantiene, sin embargo, una actitud indecisa. No sabe si, finalmente, optará por favorecer esta opción, o si recusarla. Ambas probabilidades, están planteadas y se definirán en los próximos diez días.
Dijimos antes que en estos comicios ediles la alternativa es clara: o Mafia, o Anti Mafia, como si no hubiesen cartas intermedias que representaran intereses variados, o perfilaran escenarios distintos. Nos ratificamos en esa formulación.
Constituye una realidad debidamente sustentada, el reconocer la polarización que se le ha planteado al electorado por lo menos en la ciudad capital. Aunque formalmente hay 13 candidatos a la alcaldía de Lima, sólo uno interesa realmente a los grandes medios y a las cúpulas políticas vinculadas a la Mafia.
Este, es Luis Castañeda Lossio, quien asomara a la sombra de Alberto Fujimori como administrador del Instituto Peruano de Seguridad Social, y luego estuviera en dos periodos consecutivos al frente del municipio local.
Los otros candidatos -salvo Susana Villarán- responden en unos casos al mismo perfil, o simplemente pueden considerarse no natos, porque carecen de la más remota de las expectativas. Sus propios partidos “formales” -el APRA y el Fujimorismo- les han dado realmente la espalda para apoyar sin pudor al que “roba, pero hace obras”.
La Villarán es, para la Mafia, el enemigo concreto. No porque ella sea de “izquierda”, ni porque asome realmente como un peligro para sus turbias maquinaciones; sino simplemente porque no responde a su modelo de juego. No suma para la Mafia, sino más bien la combate. Y es eso, lo que ella, no le puede perdonar.
Se la juraron antes, en el 2010, cuando se enfrentó y derrotó a Lourdes Flores Nano, candidata del Partido Popular Cristiano, que demostró un desprecio absoluto por el electorado aludiendo a él en términos descomedidos y francamente procaces.
Y la atacaron y combatieron desde el primer día de su gestión edil pretendiendo, vanamente, desmoralizarla y destruirla. Ni al inicio le dieron un solo día de tregua. Y eso, se puede comprobar muy fácilmente.
La ofensiva contra la alcaldesa electa el 2010, no tuvo límites. Todos los días, desde las pantallas de la tele, las emisoras radiales o las columnas de la “prensa grande”, se le calificó de “inepta”, “ociosa”, “abusiva”, y muchas otras categorías conceptuales con la esperanza que -a fuerza de repetirlas- se convirtieran, aunque fuese sólo en un asomo de verdad. Eso, no ocurrió.
Luchando en condiciones adversas, casi sin recursos y con una intensa ofensiva mediática en su contra, la titular del Municipio Capitalino remó contra la corriente e impulsó proyectos que “sonaron”. Ellos están vigentes aunque algunos lucen todavía inconclusos.
La eliminación de “La Parada” y la habilitación del Mercado de Santa Anita; el reordenamiento del tránsito en la avenida Abancay, la creación de Parques y Alamedas antes no ideadas, los programas culturales, al proyecto de canalización del río Rímac, la reforma del transporte, la habilitación del “Corredor azul” en las principales arterias de la ciudad; fueron algunas de las iniciativas más polémicas pero al mismo tiempo más útiles para la ciudad y más sentidas para la ciudadanía.
Algunas de ellas, generaron un claro respaldo ciudadano que se manifestó “abajo” y fue ignorado por los “medios”. Y otras, encontraron incomprensión y crítica. Pero todas estuvieron en el centro de la preocupación pública y hoy asoman como obras realizadas en el marco de una gestión en lo fundamental responsable y eficiente.
No estuvo, sin embargo, exenta de errores la actividad desplegada desde el sillón edil. Hubo improvisación, en algunos casos; incompetencia, en otros; descuido también. Por lo demás, la ausencia de un claro mensaje referido al escenario polìtico, sirvió para la confusión de unos y el desaliento de otros.
Pero no hubo mal uso de recursos, ni “comisiones”, ni beneficios ilegales en provecho de nadie. Si algo se le puede enrostrar realmente a Susana Villarán fue un estilo casi aristocrático de gestión, una burocratización, indebida e innecesaria, de funciones y servicios; y una algunas veces incompetente manera de escoger a sus colaboradores.
En otras palabras, se registraron “metidas de pata”, pero no “metidas de mano”. Sutil, pero indispensable diferencia.
Eso hace que hoy la Villarán pueda tentar una reelección discutida, pero indispensable. Quizá si debió buscarse una opción distinta como una manera de demostrarle al electorado que es posible hacer “recambios” para avanzar. Pero eso, no se hizo. Y el hecho, no invalida su gestión.
Si ella hoy concita el masivo rechazo de la Mafia y sus acólitos, es porque independientemente incluso de su voluntad, la hoy candidata de “Poder Vecinal” simboliza un comportamiento ético y una dignidad, que la clase dominante no usa. Y la atacan porque no está destruida, sino porque le temen.
Castañeda, por el contrario, simboliza la corrupción. Y eso es algo que la opinión pública lo reconoce. En el extremo, la misma prensa que enloda a Susana, se forzada a reconocer que el patrocinado que recomienda y enaltece con entusiasmo digno de mejor causa, es muy poco honrado: “Roba, pero hace obras…” suele repetir con ciertos rasgos de desconsuelo.
Ese “roba, pero hace…”, es una trampa que tiene doble significado. Por un lado, busca enaltecer al delincuente, asegurando que pese a serlo, “hace obras”. Por otro, se orienta a generalizar la idea: finalmente, todos roban, sólo que éste, “hace obras”.
Si “todos roban”, nadie puede “tirar la primera piedra”. Nadie tiene derecho a acusar a otros. Nadie posee “autoridad moral” para acusar a otro de “ladrón”… porque, finalmente ¡todos lo son…!. Hay que patentar la impunidad. Y extenderla como manto protector, para Fujimori, y además, para García.
Y es, una gran mentira. El pueblo en general, no roba. Trabaja. Y si algún ciudadano delinque, va preso. No recibe el “blindaje” de jueces, fiscales o autoridades menores. Tampoco, de sus socios políticos que busca embellecer su imagen envileciendo las de otros.
Cuando Castañeda obra a partir de “comunicare” y beneficia ilegalmente a una empresa fantasma para provecho persona o de grupo; no está actuando como un ciudadano cualquiera, sino como un delincuente cualquiera. Debe ir tras las rejas, y no ampararse en “socios” -cómplices, podría decirse con más rigor-.
Eso no ha ocurrido, es por la misma razón por la que está libre -y muy orondo- García. Y también por la que Keiko, y su hermano Kenyi hacen de las suyas gozando de privilegios ilegales, depósitos de droga y fortunas mal habidas.
El 5 de octubre asoma, entonces, como una fecha emblemática. El pueblo deberá enfrentar a lo que constituye su peligro principal. Y vencerlo.
Gustavo Espinoza M. Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera

vía:
 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=190132

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