domingo, 20 de abril de 2014

Sociedad: El gran engaño planetario del siglo XX (3) Enrique Calderón Alzati



En un artículo anterior he planteado la tesis de que la llamada guerra fría en la que supuestamente vivimos entre 1950 y 1990, con el riesgo inminente de un enfrentamiento nuclear que ponía al mundo ante el peligro de una verdadera catástrofe, en la realidad nunca existió, sino que fue un mito creado por Estados Unidos con el propósito de lograr el dominio económico del mundo para el sistema capitalista, denominado eufemísticamente como democracia.
En ese artículo presenté un razonamiento concluyente sobre la imposibilidad de los soviéticos para enfrentarse al poderío bélico y sobre todo económico de Estados Unidos, en virtud de los inmensos problemas económicos y de política interna, los cuales terminaron por destruir al régimen comunista.
Los estadunidenses por supuesto que lo sabían, como sabían también, gracias a su sistema de inteligencia, que las naciones europeas no tenían capacidad alguna para retener el dominio de sus colonias, ante la aparición de movimientos de reivindicación e independencia nacional que surgían en todos los países sojuzgados de África, de Asia y de Latinoamérica, por lo que se dispusieron a aprovechar esa situación para quedarse con todo.
El proyecto fue encargado a la CIA por el secretario de Estado Foster Dulles, durante el gobierno del general Dwight D. Eisenhower, y su primer objetivo fue desestabilizar y luego derribar al gobierno recientemente electo de Guatemala, en virtud de que su presidente Jacobo Arbens había enviado al Congreso un proyecto de ley similar al que logró poner en práctica Benito Juárez para quitar a la Iglesia todas las tierras ociosas que poseía, a fin de hacerlas producir entregándolas a los campesinos. En Guatemala, las tierras ociosas pertenecían a la United Fruit, una compañía bananera estadunidense dueña de la séptima parte de todas las tierras cultivables en el país, la cual se dedicaba a especular en el mercado mundial del plátano, para lo que dejaba ociosa buena parte de esas tierras, sin importarle los altos índices de desocupación y miseria que generaba entre los trabajadores guatemaltecos.
Por ello, el gobierno estadunidense decidió eliminar al gobierno guatemalteco acusándolo de ser comunista y poniendo en marcha un amplio programa de desestabilización y sabotaje coordinado por la CIA, logrando sus objetivos en unos cuantos meses.
Luego del éxito logrado, el gobierno de Eisenhower aprobó la realización de proyectos similares en el Congo Belga, en Vietnam y en Irán, a cargo de la CIA. En cada caso se trataba de aplastar los esfuerzos nacionalistas contra las naciones europeas que venían explotándolos desde décadas atrás, en el caso del Congo por los belgas, en el de Vietnam por los franceses y en el de Irán por los ingleses. Sabiendo que los países europeos no contaban con fuerzas suficientes para mantener el control de sus colonias, los convenció de recibir ayuda ante el inminente peligro del comunismo que trataba de conquistar estos países.
Las técnicas de terrorismo y desestabilización desarrolladas por la CIA terminaron teniendo éxito en el Congo y en Irán, en el primer caso con la caída, encarcelamiento y asesinato del líder nacionalista Patricio Lumumba, un hombre joven recién electo como gobernante de ese nuevo país, luego de lograr su independencia. Los estadunidenses acusaron a Lumumba de ser un agente del comunismo internacional, lo cual resultó ser totalmente falso, como ha sido reconocido recientemente por el mismo gobierno estadunidense, el cual aceptó también la autoría del crimen del presidente Lumumba, con lo que quedó en claro su responsabilidad en la serie de asesinatos y guerras intestinas que siguieron en ese país y que permitieron a los estadunidenses hacer a un lado a los belgas y quedarse con el control económico del mismo.
El caso de Irán fue menos dramático pero igualmente perverso y devastador. En ese país, quien fue declarado agente del comunismo fue el primer ministro y jefe de gobierno, por lo cual los estadunidenses entraron en auxilio de los ingleses, quienes mantenían el país bajo su control. Las técnicas empleadas por los estadunidenses fueron las mismas de sabotaje y desestabilización, las cuales lograron la caída del primer ministro y el control absoluto del príncipe heredero, el sha Riza Pehlevi, al cual pudieron mantener como títere en la dirección del país por los siguientes 20 años, mientras extraían de su territorio todo el petróleo que pudieron, entregándole a los ingleses algunas migajas, mientras la experiencia dejó al pueblo iraní en la miseria, conformando una de las razones del odio que existe en ese país contra los Estados Unidos hasta el día de hoy.
La historia de Vietnam es de todos conocida, donde la barbarie de los estadunidenses llegó a su máxima expresión y donde ellos finalmente fueron derrotados y expulsados por los propios vietnamitas. Sin embargo, las atrocidades continuaron siendo realizadas en nombre de la libertad en todo el mundo, en África, en Malasia, en Indonesia y en varias naciones centro y sudamericanas, gracias a lo cual las empresas estadunidenses han logrado controlar la mayor parte de la economía mundial, contando con el apoyo de los gobiernos locales, que en buen número de casos han optado por convertirse en dóciles instrumentos de la administración colonial.
Hoy América Latina constituye un caso especial, en tanto varios países de la región, siguiendo el ejemplo de Cuba, han logrado estrategias para liberarse de sus ataduras políticas con Estados Unidos y con el colonialismo europeo, logrando sacudirse de los gobiernos proclives a esos intereses. Tal es desde luego el caso de Venezuela, que viene enfrentando ya por más de una década los intentos golpistas y los procesos de desestabilización, cuya autoría difícilmente puede ser puesta en duda. Es así que, mientras el gobierno de Estados Unidos es un celoso guardián de las leyes de su país, en el ámbito internacional las leyes de otros países le tienen sin cuidado, dando un ejemplo a seguir a las empresas estadunidenses y, por qué no, también a sus socias internacionales.
Por ello, valdría la pena que el actual gobierno mexicano reflexionara a la luz de los hechos que se han venido dando a conocer sobre las operaciones de la CIA en México, antes de que nuestro país se vea envuelto en problemas más graves aun de los que ha venido sufriendo a partir del fraude cometido en 1988.

vìa:

 http://www.jornada.unam.mx/2014/04/19/opinion/020a2pol

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