jueves, 20 de junio de 2013

Argentina: Desocupación, narcotráfico y necesidades ..por Carlos del Frade


(APe).- -Está bien que pueda votar a partir de los dieciséis años. Pero yo necesito trabajar. ¿Por qué no puedo elegir dónde trabajar? – dice la dulce niña de la zona oeste rosarina, muy cerca de una de las tantas esquinas donde un enfrentamiento entre grupos narcotraficantes terminó con la sangre derramada de dos personas menores de 35 años hace un par de semanas atrás.
En la zona sur, en tanto, en el corazón del barrio Las Flores, aquel epicentro de los saqueos de 1989 y los comegatos de 1996, las vecinas y los vecinos señalan al periodista forastero la mansión de los Cantero, la principal familia que hasta hace un mes manejaba la mayor porción del negocio del narcotráfico que, según señalan algunos papeles oficiales, tiene una dimensión de dos mil millones de pesos anuales, un poco menos, sólo un poco, que el presupuesto del municipio para atender las necesidades existenciales de un millón de personas por año.
-Usted está en la boca del lobo – le dice una señora al cronista, al mismo tiempo que en la escuela donde fueron por mucho tiempo algunos de los familiares de los Cantero advierten que el asesinato del jefe generó una gran tristeza en el barrio porque siempre encontraban el peso que suele faltar de forma cotidiana. Aunque también son conscientes que la dependencia los convertía en soldaditos que rápidamente podían ser inmolados en el altar del despiadado dios dinero.
La comisaría 19, en el corazón de Las Flores, era una dependencia más del grupo “Los Monos”, como también se la conoce a la familia Cantero y durante mucho tiempo hubo complicidad política y fuerzas de seguridad nacionales para explicar semejante desarrollo económico, territorial y ese reconocido poder de fuego que los hizo temibles en toda la región sur de la provincia de Santa Fe.
Los Cantero, en realidad, eran oriundos del barrio La Granada, al oeste de Las Flores y durante años mantuvieron una guerra contra Los Rivero, más conocidos como Los Garompas, hasta que la sangre derramada dirimió el pleito. La policía, acompañaba. El poder político miraba para otro lado y los poderes judiciales, federal y provincial, apenas registraban ingresos y egresos.
El barrio La Granada hoy es el patio trasero de uno de los tantos negocios de Cristóbal López, el casino rosarino que, como casi todas las últimas inversiones, no tuvieron mayor inconveniente de afincarse en la geografía donde naciera el Che Guevara.
Pero tanto “Los Monos” como “Los Garompas” fueron la consecuencia del saqueo de la matriz productiva de la ciudad. La Granada, Las Flores, Tablada y la vecina Villa Gobernador Gálvez eran regiones donde las pibas y los pibes encontraban trabajo en el puerto, los frigoríficos, los talleres metalúrgicos y otras industrias. Hasta que los años noventa trajeron el impune agujero negro de la desocupación y la mayoría del pueblo enfrentó con lo que pudo cada una de sus urgencias. El capitalismo, entonces, eligió los actores para montar su doble estrategia de circuito de dinero fresco y dependencia mental, el narcotráfico. Los sectores políticos mayoritarios, peronismo, radicalismo y socialismo jamás le pusieron palabras al dolor del pueblo, de los padres y las madres de estos chicos que hoy son cuidadores de bunkers, guerreritos rantifusos que encontrarán la muerte mucho antes de tiempo.
Ahora ese silencio estalla y se lleva puesta la hipocresía. En las últimas horas el ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, y el juez de instrucción, Juan Carlos Vienna, recibieron amenazas muy concretas por intentar desmontar este dispositivo de poder paralelo alimentado en los últimos veinte años. Ninguna provincia argentina tiene como blancos a un ministro y un juez: la tremenda demostración del desarrollo de aquel huevo de la serpiente.
Por eso, ante el miedo y la angustia del pueblo, surgió la necesidad de conformar una multipartidaria y multisectorial –cosa que no surgía desde los tiempos de los atentados contra la Embajada de Israel, la AMIA y los intentos de golpe de estado- para decirle a las vecinas y vecinos que no están solos, que hace falta plantar bandera –una día antes del 20 de junio- para defender la vida, los pibes y, a pesar de las diferencias, luchar contra la muerte desbocada y el narcotráfico.
Porque en esta lucha no sobra nadie y hace falta el compromiso de enfrentar al circuito de dinero fresco que hoy tiene el capitalismo con la mayor cantidad de gente posible, el martes 25 de junio, a partir de las 17, en la Plaza 25 de Mayo, en el lugar donde todavía marchan Las Madres de la ciudad, un fragmento del pueblo rosarino manifestará que no está dispuesto a seguir siendo cómplice del negocio millonario en dólares y sangre joven derramada en los barrios.

Vía:
http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=7817:carlos-del-frade&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106

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