Por Juan Luis Dammert*
- En el 2011 se cumplen 40 años de extracción de
petróleo en Loreto. Esta actividad ha transformado este departamento, y
ha supuesto enormes impactos económicos, sociales, ambientales y
políticos. Aprovechando este importante
aniversario, la SPDA, el Grupo Propuesta Ciudadana, el IIAP, WWF, el
Colegio de Economistas de Loreto, la Universidad Nacional de la Amazonía
Peruana y la Red Anticorrupción de Loreto tuvieron la iniciativa de
organizar un evento de reflexión y debate sobre lo que ha significado
para Loreto la extracción de petróleo durante este periodo: los
principales hitos de la actividad, la situación actual y los retos hacia
el futuro del sector. El evento se dio el 27 y 28 de octubre de 2011, y
reunió a autoridades, representantes de empresas, de pueblos indígenas,
expertos y sociedad civil en general.
En este artículo enuncio, de manera preliminar, algunas de las
lecciones y temas de debate que surgieron de la discusión en el evento.
En realidad, la discusión sobre la significancia de los 40 años de
extracción de petróleo en el departamento más grande del país debe abrir
un debate en profundidad, en la perspectiva de que las lecciones sean
recogidas e incorporadas a la política pública.
Hay una primera lección general de carácter histórico: no repetir los
errores de la era del caucho. La historiadora Frederica Barclay señaló
que ambos periodos tienen puntos en común: el carácter extractivo; su
avasallamiento y subordinación a las economías locales sin establecer
vínculos articuladores; el consumo voraz de los recursos locales; su
evolución a la manera de “booms”, al punto que no se promueve ninguna
otra actividad y que la administración se hace completamente dependiente
de los ingresos que la actividad extractiva de turno genera.
Una segunda lección tiene que ver con la constatación de que la
extracción de petróleo tiene enormes consecuencias territoriales, y que
estas deben preverse en una lógica de desarrollo integral, tanto rural
como urbano. Como señaló el antropólogo Albert Chiriff, el impacto sobre
la estructura demográfica de la región fue severo por la gran cantidad
de trabajadores que atrajo, quienes terminaron afincándose en Iquitos
después del retiro de las empresas que exploraron sin éxito en el boom
inicial, o al culminar la construcción del oleoducto norperuano. Barclay
coincidió al señalar que la actividad creó “un inmenso mercado de
trabajo para la población rural que era contratada para matear, abrir
trochas y mitayar para los ejércitos de trabajadores que laboraban para
estas empresas, incluido Petroperú”.
Una tercera lección tiene que ver con el tema del canon, reconocido
para Loreto en 1976 (por lo que estamos en su aniversario 35). La
historia demuestra que las gestiones de autoridades y organizaciones
civiles de Loreto han sido fundamentales para conseguir ingresos por
concepto de canon. Sin embargo, con el tiempo el gobierno central se
limitó a transferir a Loreto los recursos del canon dejando a la región
sin el derecho a un presupuesto regular. El canon petrolero, además, ha
acentuado la dependencia del departamento de los ingresos por la
extracción de recursos. Y más aun, la percepción generalizada es que los
ingentes recursos no se han traducido en beneficios para la población
ni en la eliminación de las brechas sociales regionales. En esta
perspectiva, un ajuste pendiente tiene que ver con el mecanismos de
distribución interna del canon en Loreto, para que este llegue en mayor
proporción a los distritos donde se produce la extracción del recurso.
Una cuarta lección, referida a los impactos ambientales y sociales,
es que las mejoras en los marcos regulatorios han sido producto del
conflicto y la movilización de grupos sociales, antes que la iniciativa
del Estado o de las empresas. Cuando se inició esta etapa del ciclo
petrolero, no solo no existía una regulación ambiental, sino que no
existía una legislación que protegiera los derechos de los pueblos
indígenas. Las empresas desplazaban sin miramientos a las comunidades
asentadas en zonas escogidas para la perforación o instalación de
campamentos.
De acuerdo con Chiriff, desde la década de 1980 existen informes de
organismos del propio Estado dando cuenta de los estragos generados por
la contaminación, tanto en los ecosistemas como en la salud de los
pueblos indígenas. Las acciones emprendidas para remediar los problemas
ocasionados por la contaminación fueron sumamente débiles, al punto que
fue recién en el año 2006 (ya con la presencia de Pluspetrol Norte
operando los lotes 8 y 1AB) que la Federación de Comunidades Nativas del
Corrientes (FECONACO), tomó la decisión de capturar los pozos y
campamentos, “con la finalidad de exigir al Estado y a la empresa
adoptar medidas de urgencia para frenar los daños al ambiente y a la
salud de las personas e iniciar un plan de recuperación de ambos”.
La toma de las instalaciones duró algunas semanas y el Estado estuvo a
punto de recuperarlas mediante una incursión violenta de la policía
antimotines, lo cual felizmente no prosperó, sino que se procedió a la
firma de la emblemática Acta de Dorissa. Con ello Pluspetrol se
responsabilizó por reinyectar las aguas de formación, remediar los
pasivos ambientales e invertir en mejoras para la atención de la salud,
esto último a través de la Dirección Regional de Salud (DIRESA);
mientras que el Estado, mediante el Gobierno Regional de Loreto (GOREL),
asumió ejecutar el componente de desarrollo.
En este sentido, Manuel Pulgar-Vidal señaló que la agenda ambiental
en el Perú se ha visto dinamizada, especialmente en Loreto, por los
conflictos, siendo el ejemplo más significativo el que desembocó en el
Acta de Dorisa. El desafío pendiente es convertir estos acuerdos en
políticas públicas.
Teniendo en cuenta los enormes pasivos ambientales y sociales, que
estigmatizan a la actividad hasta hoy, una lección para las empresas es
que sus consideraciones ambientales y sociales no se pueden limitar a
cumplir con las obligaciones legales, sino que deben trascender estas en
la perspectiva de mitigar los impactos ambientales y construir
relaciones armoniosas con los habitantes de las zonas de extracción.
Como explicó Daniel Guerra, Gerente de Relaciones Institucionales de
Pluspetrol, la única forma de que la actividad sea posible es viviendo
en paz con las comunidades nativas, pero señaló que estas deben entender
que si bien la empresa tiene responsabilidad social, no puede
reemplazar al Estado.
Actualmente, se prevé un nuevo boom petrolero en Loreto con la
entrada en operaciones de la empresa Perenco en el Lote 67, al este del
lote 1AB, que empezaría a producir en el año 2013 y permitirá superar el
déficit nacional de balanza comercial de hidrocarburos, convirtiendo al
Perú en un país exportador neto de petróleo. Es decir, con este lote,
la extracción de petróleo en Loreto volverá a ser un tema de importancia
no solo regional sino nacional.La operación de Perenco, además,
supondrá la ampliación del ramal nortel del oleoducto.
Respecto al oleoducto, una lección que debemos recoger está referida a
su financiamiento: el crédito japonés tomado por el Estado peruano en
los setenta resultó en el tiempo en un costo elevadísimo, siendo un
componente fundamental de la deuda externa que el Perú paga hasta la
actualidad.
De esta manera, el ciclo petrolero ha tenido un enorme impacto en la
configuración actual de la región. En estos 40 años Loreto ha pasado a
definirse como un espacio petrolero, dependiente de sus rentas y
afectado por las prácticas de la industria. Al mismo tiempo, el petróleo
ha definido en gran medida las pautas de distribución espacial de la
población, y los criterios de inversión. Es, definitivamente, la
actividad económica más importante de la región, y posiblemente la que
ha tenido mayores impactos. Las lecciones aquí identificadas no son, por
supuesto, las únicas, pero sí deben ser un punto de partida para un
debate regional y nacional que genere la incorporación de las lecciones
en la política pública.
—
* Juan Luis Dammert es ingeniero agrónomo, ingeniero forestal, doctor en ciencias y profesor emérito de la Universidad Nacional Agraria de La Molina, Lima. Asimismo, miembro del Programa de Ciudadanía y Asuntos Socioambientales de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).
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Fuente: Artículo publicado el 4 d enoviembre en el blog de Actualidad Ambiental: http://www.actualidadambiental.pe/?p=12840
* Juan Luis Dammert es ingeniero agrónomo, ingeniero forestal, doctor en ciencias y profesor emérito de la Universidad Nacional Agraria de La Molina, Lima. Asimismo, miembro del Programa de Ciudadanía y Asuntos Socioambientales de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).
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Fuente: Artículo publicado el 4 d enoviembre en el blog de Actualidad Ambiental: http://www.actualidadambiental.pe/?p=12840
Vìa :
http://servindi.org/
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