jueves, 27 de mayo de 2010

Antiimperialismo: Howard Zinn: combatió al imperio porque defendió a su pueblo (1) Honremos la memoria de un digno defensor del pueblo de Estados Unidos, quien dedicó su larga vida a combatir los crímenes del peor enemigo de ese pueblo: su imperio. Carlos Rivero Collado

Para escribir sobre la vida y la obra de Howard Zinn, quien falleció, en Santa Mónica, California, a los 87 años, el pasado miércoles 27 de enero, se necesitarían, al menos, unos quince artículos, o un libro. Trataré de cumplir esta tarea en el menor espacio posible, pero no podrá ser, por supuesto, en un solo escrito.
1-. Una vida entregada a la razón y la acción
Howard Zinn nació en Brooklyn, Nueva York, el 24 de agosto de 1922, de padres judíos: él nacido en Austria-Hungría; ella, en Rusia. Sus padres fueron obreros muy pobres que no pudieron recibir instrucción alguna. Su niñez la pasó en Brooklyn, en la pobreza.
Estudió la primera y segunda enseñanza en escuelas públicas, pero a los 21 años aún no había podido entrar en la universidad porque no podía pagarla. Ansioso de luchar contra la barbarie nazista, se alistó en la Fuerza Aérea, en 1943, y efectuó bombardeos sobre Berlín, Bohemia y Hungría. El 5 de enero de 1945, bombardeó con napalm la pequeña ciudad de Royan, en la costa atlántica de Francia.
Al regresar a este país, se acogió al programa del gobierno federal que le pagaba la universidad a los veteranos, y estudió en la Universidad de Nueva York (NYU), en la que obtuvo el título de Bachiller en Arte, en 1951. Después, obtuvo el Master en Arte en Columbia University y el Doctorado en Historia en la propia universidad, ya con 32 años de edad.
2-. Los horrores de la guerra
En 1954 viajó a Europa para ver las ruinas de Royan y otros escenarios del inmenso conflicto. Su trágica experiencia bélica y sus investigaciones sobre los monstruosos bombardeos a Tokío, Hiroshima, Nagasaki, Nagoya, Dresde, Nuremberg, Berlin, Hamburgo y muchas otras ciudades, en los que fueron asesinados millones de civiles inocentes, en su gran mayoría mujeres y niños, lo sensibilizaron al máximo, convirtiéndose, desde entonces, en un activo militante antibelicista y en un duro crítico del imperio más guerrerista de la historia.
Escribió, entonces, una denuncia en la que reveló que varios jefes de las fuerzas aéreas de EU y Gran Bretaña habían ordenado el bombardeo a Royan con el único propósito de lograr ascensos militares. Royan, que no era un objetivo militar, fue totalmente destruida. De los 3,050 civiles que vivían en el centro de la ciudad, unos 1,500 fueron asesinados, en más de un 70% mujeres y niños.
De 1956 a 1963, fue profesor de Spelman College, en Atlanta, Georgia, una universidad formada por alumnas afroestadounidenses. Participó, en forma destacada, del Movimiento de los Derechos Civiles, en su época de mayor actividad.
Mientras impartía clases de historia en Spelman, escribió su libro, en gran parte autobiográfico, “You Can’t Be Neutral o­n a Moving Train” (“Nadie es neutral en un tren en marcha”)
Entre muchas otras actividades altamente críticas del sistema capitalista y el imperio, acusó al gobierno de Georgia de violar la Constitución de Estados Unidos, en cuanto a la libertad de expresión, de reunión y de igual protección de los ciudadanos ante la ley. Acusó, además, al presidente John Kennedy, al ministro de justicia Robert Kennedy y al FBI, de impedir los esfuerzos en favor de los derechos civiles.
Por todas esas actividades, fue expulsado de Spelman en 1963.
4-. Su gran campaña heroica contra la Guerra de Vietnam
De 1964 hasta su retiro, en 1988, fue profesor de historia en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Boston, la más importante de Massachusetts, después de Harvard. Sus clases sobre las libertades civiles y en contra de la guerra se hicieron famosas y contaron con cientos de alumnos.
A partir de la Declaración del Golfo de Tonkín por el Congreso de EU, en 1965, que le dio poderes al presidente Lyndon Johnson para invadir a Vietnam con cientos de miles de soldados, dedicó gran parte de su tiempo a combatir esta guerra y a demandar el retiro incondicional de las tropas invasoras.
En 1967. publicó su libro “Vietnam: the Logic of Withdrawal” (“Vietnam: lógica del retiro”)
En enero de 1968, en medio de la Ofensiva Tet, visitó Vietnam y logró que el gobierno de Hanoi liberara a tres prisioneros de guerra.
5-. Los Papeles del Pentágono
Daniel Ellsberg, un consultor de la corporación Rand que había copiado en secreto una serie de documentos sobre las decisiones de los jefes del Pentágono en la guerra de Vietnam, le confió a Howard Zinn y a su esposa Roslyn, tales documentos. Con la ayuda del escritor Noam Chomsky, los esposos Zinn lograron que The New York Times publicara esas evidencias, conocidas como The Pentagon Papers.
Los documentos copiados por Ellsberg probaban que los jefes del Pentágono, con la complicidad directa de la Casa Blanca, influyeron en los hechos que desembocaron en la participación masiva del imperio en Vietnam para favorecer al complejo militar-industrial de Estados Unidos.
Los papeles de Daniel Ellsberg fueron, tal vez, el mayor escándalo en la historia de este país porque probaron lo que ya era, en parte, conocido, pues  hasta el presidente Eisenhower lo había denunciado: la complicidad de los líderes políticos, militares    e industriales de EU para provocar guerras que, de no haber sido por ellos, no habrían existido o no hubieran sido tan terribles, o sea no hubiesen durado tantos años ni provocado tantos millones de muertes. Y esto fue hecho para fortalecer el poderío militar del imperio en el mundo, y, sobre todo, para aumentar más aun las inmensas ganancias, tintas en sangre, de la gran industria bélica de este país.
Aquellos documentos probaban, además, que el Pentágono y la Casa Blanca provocaban o atizaban las guerras para favorecer a las compañías transnacionales en la explotación de las riquezas de los países en guerra.
6-. En la pelea siempre
Se opuso, además, a otras agresiones del imperio, como la invasiones a Santo Domingo, Granada, Panamá y Kuwait.
En 1980, publicó su obra más conocida “A People’s History of the United States” --“La otra historia de Estados Unidos”--. (Analizaré este libro en el próximo artículo)
Fue uno de los primeros intelectuales que denunció la invasión imperialista a Iraq, en marzo del 2003, afirmando que el objetivo no eran “las armas de destrucción masiva”, sino la ocupación del país que posee una de las mayores reservas de petróleo del mundo.
En cuanto a Cuba, se opuso a todas las agresiones del imperio contra nuestro país, o sea la ruptura de relaciones en 1961, Playa Girón, la Operación Mongoose, los ataques bioterroristas y la guerra económica que, iniciada por Eisenhower en 1959, aún se mantiene. Fue un firme defensor de los Cinco Héroes Prisioneros del Imperio, condenados a cadena perpetua o a muchos años de presidio por luchar contra el terrorismo. Muchas veces dijo que esas condenas eran “un ejemplo vergonzoso de injusticia” y “un acto de crueldad imperdonable”.
Sobre Barack Obama declaró hace varios meses:
--No me decepcionó porque no esperaba mucho de él.
(En los dos artículos posteriores, analizaré otros aspectos de esta digna, heroica, culta, utílisima vida)
Veamos, ahora, algunas de las respuestas que dio en varias de las entrevistas que le hizo el periodista David Barsamian, director de Radio Alternativa, que fueron publicadas, en el 2006, en el libro “Original Zinn: Conversations o­n History and Politics (Zinn Original: Conversaciones Sobre Historia y Política):
7-. La crisis del capitalismo en Estados Unidos
La crisis es propia del sistema en el sentido que no se solucionará sólo porque algunos bandidos de las grandes corporaciones vayan a presidio. El mercado de valores pudiera subir otra vez, pero la enfermedad esencial del sistema permanece. Con eso quiero decir que aun cuando el mercado de valores mejore y los peores excesos del sistema corporativo hayan sido corregidos, los problemas fundamentales se habrán de mantener. Me refiero a la mala distribución de la riqueza, con el 1% de los ciudadanos poseyendo el 40% de la riqueza nacional; salarios enormes en los cargos más altos y la gran mayoría del pueblo luchando para sobrevivir; casi cincuenta millones de personas sin seguro médico; el 89% de los trabajadores sin derechos laborales, o sea sin sindicatos; millones de personas sin hogar y muchos otros millones viviendo en lugares inadecuados porque no pueden pagar el alquiler.
La crisis es propia del sistema porque hay algo defectuoso en su economía ya que la ganancia es la única fuerza que decide lo que se debe hacer en la sociedad. Ese motivo esencial, la ganancia, significa que no se fabricarán viviendas para las personas de bajos recursos porque en esto no hay ganancia. Los salarios de los maestros no serán mejorados, como debía ser. Los ríos y lagos no serán descontaminados porque no hay ganancia en ello. No se va a disminuir las emisiones nocivas de los automóviles que están contaminando la atmósfera y destruyendo el medio ambiente, para nuestro beneficio y el de nuestros descendientes, porque para ello se rebajarían las ganancias de los fabricantes de automóviles y gasolina. Las armas nucleares y los helicópteros Sikorsky se fabrican porque en ellos hay ganancia. El incentivo de la ganancia, del que aquéllos que quieren glorificar nuestro sistema dicen que es algo maravilloso, nos conduce a una enorme producción para que nuestro producto nacional bruto aumente cada vez más. Pero si analizamos en lo que consiste ese PNB, pues es algo, realmente, brutal, porque se trata de cosas que no resuelven los problemas cotidianos del ciudadano promedio. Nuestros líderes hablan con entusiasmo de exportar el sistema de mercado libre y propiedad privada a otros países para que “progresen”. Pero cada día hay más paٕíses que están sufriendo no sólo por lo que hacen nuestras corporaciones multinacionales, sino, además, por la política del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. De manera que los problemas no son sólo inherentes al sistema económico de Estados Unidos, sino también en el resto del mundo debido al hecho del dominio económico que este país ejerce en el mismo.
8-. Los grandes ladrones
Es un crimen, por supuesto, que alguien asalte un negocio o le robe a otra persona en la calle, pero si alguien le roba millones de dólares a los consumidores o pone en peligro la vida de los trabajadores por las condiciones peligrosas en que laboran, entonces eso no es crimen, sino negocio. La prensa divulga todos los días la violencia efectuada por gente ordinaria, pero cuando es perpetrada por las grandes corporaciones, entonces, por lo regular, no aparece en las noticias hasta que explota en una gran ola de escándalos, como los que tenemos ahora. Hay otras razones para el énfasis en el crimen callejero sobre el crimen corporativo. El crimen callejero está al descubierto, mientras que el crimen corporativo es secreto. Por eso es que es muy importante que algunas personas revelen los delitos que se cometen en secreto. A principios del siglo XX, se les llamaba muckrakers, o sea quienes denunciaban la corrupción en el gobierno o en las empresas. Debemos investigar las informaciones que los muchrakers de hoy nos ofrecen para que no seamos ignorantes de lo que, realmente, sucede.
Hay un libro extraordinario de Matthew Josephson titulado The Robber Barons (Los Barones Ladrones) sobre los grandes ejecutivos de las corporaciones del Siglo XIX, como los Vanderbilts, Hills y Harrimans que poseían los ferrocarriles; los Carnegies y Mellons que controlaban el acero y el aluminio, los J.P. Morgans que lograban contratos para unir a varias compañías en una sola y lograban, con ello, inmensas ganancias. Ellos eran los que manipulaban el mercado del dinero. Eran dueños de las fábricas en que los obreros tenían que trabajar catorce horas diarias bajo las peores condiciones. Eran la contrapartida de los que hemos visto en el siglo XX y ahora en el XXI: los CEO (Chief Executive Officers o gerentes generales de las corporaciones) que ganan enormes sumas de dinero mientras despiden a los obreros sin motivo alguno y sin ni siquiera darles cobertura médica y, muchas veces, cuando llegan a los cincuenta o sesenta años, dejándolos sin retiro. Estos son los barones- bandidos de hoy.
9-. El imperio, esbirro de la economía
El imperialismo no tiene nada que ver con los derechos humanos, sobre todo el imperialismo de este país. Es todo lo opuesto. Estas guerras de ahora en el Medio Oriente están usando el terrorismo como una excusa para fortalecer el poderío militar y económico en zonas a las que aún no había llegado. Algunos dicen que ese poder es bueno y necesario, pero ¿necesario para quién? ¿Pudiéramos señalar algunas cosas positivas que haya tenido en otros países el imperialismo estadounidense? ¿Podemos señalar las cosas favorables que, por ejemplo, sucedieron en Indonesia cuando Estados Unidos apoyó a Suharto en su guerra contra el pueblo de Timor Oriental, dejando cientos de miles de muertes? El imperialismo es horrible y brutal como siempre lo fue, pero parece que no es así para ciertos intelectuales que lo defienden en las páginas del Magazine de The New York Times, presentando su parte buena, lo que Kipling llamaba “salvajes guerras de paz”.
Veamos, además, la política estadounidense en América Latina. ¿Qué puede ser más violento que lo que Estados Unidos ha hecho en América Latina por más de un siglo y medio? Desde el temprano envío de los Marines a Santo Domingo, Haití y Nicaragua, la guerra contra México, la invasión a Cuba, Filipinas y Puerto Rico, la ocupación de Panamá y muchas otras agresiones. Y más recientemente, el apoyo a las tiranías derechistas de Santo Domingo, Nicaragua, Cuba, Haití, Guatemala, Venezuela, Argentina, Uruguay, Colombia, Paraguay, Bolivia, El Salvador, Honduras, Chile y Perú. Y la muerte de millones de seres humanos a consecuencia de lo que debe definirse como imperialismo estadounidense. Puede ser un imperialismo más escondido que la variante belga, por ejemplo. O sea más envuelto en la retórica de imperialismo benigno, como el que usaba Gran Bretaña en la India. Dicen, por ejemplo: “Estamos ayudando a estas gentes, estamos haciendo cosas favorables para ellos”, pero al final la gente sufre y muere. Estados Unidos lo que ha hecho es favorecer los intereses de las compañías de petróleo, la industria del azúcar; las transnacionales del níckel, el cobre, el cromo, el fosfato, el cobalto y demás; la industria química y farmacéutica; los bancos, los ferrocarriles, las compañías de seguro, los consorcios telefónicos y otros. Los motivos económicos que mueven la política de EU en América Latina son más palpables que en cualquier otra parte del mundo, exceptuando, quizás, el Medio Oriente por el control del petróleo. Cuando EU ayudó a poner a Pinochet en el poder en Chile fue como efecto de la influencia de la ITT, la Anaconda y otras compañías. En Guatemala, el demócrata Jacobo Arbenz fue derrocado por las conexiones de la United Fruit Company con el gobierno de Eisenhower. Y así en muchos otros casos.
10-. Esto no lo escribió Zinn ... pero pudo haberlo escrito.
La prensa de Miami informó antier, miércoles 3 de febrero, que el Jackson Memorial Hospital, el más grande de la Florida y uno de los más importantes de Estados Unidos, está a punto de declararse en bancarrota.
Para las guerras, para matar, hay mucho dinero; para los hospitales, para salvar vidas, no lo hay
fuente, vìa :
www.kaosenlared.net/noticia/howard-zinn-combatio-imperio-porque-defendio-pueblo-1

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